martes, 8 de noviembre de 2022

Ensayo #2.1

Retórica del Pensamiento Emprendedor Latinoamericano - Part. 1


Dentro del imaginario colectivo latinoamericano contemporáneo se hallan presentes una amalgama de ideas, afirmaciones y conceptos que dan pie a la práctica y sirven como el sostenimiento de un pensamiento con matices y alcances clasistas y racistas. Una variante ideológica que se enfoca principalmente en la diseminación de mensajes específicos esparcidos con celeridad por medio de los medios masivos digitales, con atractivas pautas publicitarias donde se resaltan las acciones de una enfermiza acumulación de aparente capital, la exaltación del ego y la supremacía individual por encima y a costa del colectivo, el hedonismo material sin restricciones y el desprecio por el colectivo incapaz de superar su condición de clase por las condiciones económicas y culturales reinantes en su entorno. Haciendo uso de prácticas propias de cultos y/o sectas, las organizaciones e instituciones establecidas para propagar dichas ideas fomentan el fanatismo entre los individuos que buscan adoctrinar, transformándolos en una especie de ganado sin criterio, los conducen de tal forma que se convierten en simples peones sin criterio propio, en donde los cuestionamientos dirigidos hacia la figura de autoridad, la mayoría de veces representada a través de una persona masculina, a la cual se le enviste con un aura mesiánica capaz de brindar soluciones inmediatas a problemáticas con un profundo enraizamiento de causas y particularidades fuertemente ligadas a las condiciones emanadas de problemáticas históricas, políticas, económicas y culturales con una vigencia heredada de siglos atrás.

 

Aclarando que el contexto social propio de las circunstancias descritas, obedece a las resultantes de las profundas crisis afrontadas por la totalidad de los países latinoamericanos a mediados y finales del siglo XX, producto de la política de intervencionismo estadounidense en busca de imponer regímenes que se alinearan a las directrices venidas desde el país de las barras y las estrellas, esto con el fin de procurarse gran parte de los recursos naturales y la riqueza producida por la comercialización de los mismos para continuar manteniendo la hegemonía geo-política no solo en América, sino en gran parte del globo terráqueo. Como parte del aparato intervencionista, se consolido una maquinaria propagandística con sustento en las ideas liberales económicas aplicadas a escala masiva en cada uno de los aspectos de las sociedades latinoamericanas, propagando ideas tales como la aversión hacia ideologías político-económicas que servirían como un contrapeso o alternativa, por mencionar al comunismo; llegando al extremo de catalogar dentro de la ideología anteriormente mencionada cuestiones tan básicas y esenciales como lo serían los derechos humanos y su defensa ante constantes violaciones de los mismos, el acceso a servicios como salud, educación y vivienda, la asociación comunitaria como alternativa hacia la disfuncionalidad de los estados fallidos manejados por los regímenes títeres del imperio y su consecuentes criminalización y erradicación. En un siglo fuertemente rememorado por las múltiples revoluciones que se dieron a lo largo del continente, cuyas acciones concretas en busca del bienestar de los pueblos que las llevaron a cabo fueron desbaratados gracias a la colusión de los sectores de las corrientes conservadoras más extremas, cuyos intereses particulares se veían seriamente afectados al perder el control sobre el andamiaje económico de cada país, siendo estos los mejores aliados que la potencia del norte tuvo para llevar con éxito los planes de intervencionismo y derrocamiento de diversos gobiernos, algunos llevados al poder por el voto de la mayoría popular.



Al tratarse de un plan con metódicas implicaciones se desarrollaron procesos que abarcaron los aspectos económicos, sociales, culturales, religiosos e ideológicos, con el fin de controlar cada uno de estos; se establecieron planes para la aplicación de políticas para liberar el mercado dejando de lado un sinnúmero de restricciones y otorgando el poder de monopolizar el intercambio de mercancías a específicos sectores quienes fueron desarmando las bases que sostenían las políticas que buscaban garantizar un mínimo de dignidad en las condiciones de vida del pueblo. Fomentando la privatización de los servicios públicos dejándolos en manos de empresas carentes de ética y con prácticas de cuestionable moral, se anularon un gran número de instituciones o decretos en donde se garantizaban los derechos garantes en las constituciones de varios países, aplicando campañas de terror contra la población civil haciendo uso de los recursos armamentísticos de las fuerzas armadas, policías secretas y grupos paramilitares con asesoría y entrenamiento dados por especialistas venidos del norte. Implantando la idea de desvalorizar la asociación comunitaria como método para socavar las muestras de solidaridad de clase para privilegiar el individualismo hasta recaer en el extremo de la total desconexión entre los individuos de una misma clase social que confluían en un entorno en específico. Así como del norte se exportó armamento, entrenamiento y muerte, también se exportó una estructura ideológica de implicaciones político-religiosas, con la cual se buscaban justificar o camuflar los fragantes crímenes cometidos por los regímenes títeres. No es casualidad que a finales de la década de los 80´s en gran parte del continente americano florecieran las iglesias de carácter protestante-evangélico, movimientos que fueron establecidos por medio de misiones estadounidenses quienes actuaron como agentes del imperio con conocimiento total o parcial de las intenciones del mismo. 

 

Aunado a la propagación protestante se dio inicio a otro proceso enfocado en el aspecto económico, cuyo establecimiento requería la liberación de la economía, reformando o anulando muchas regulaciones procurando mantener el beneficio que venía de la mano con la riqueza producida para los actores principales del proceso: 1. El gobierno de los Estados Unidos con todas las altas esferas de poder involucradas. 2. Los regímenes dictatoriales que servían de títeres, y protegían los intereses de la potencia extranjera. 3. Los grupos privilegiados que aprovecharon la situación para preponderar su posición con respecto al resto de la población de sus países de origen. En muchas partes del continente se comenzó con las expropiaciones de tierra a diversos pueblos originarios, campesinado o población en general para otorgarlo a transnacionales de capital extranjero con el fin de explotarlo de manera ecológicamente irresponsable causando un grave detrimento en las condiciones de vida de las poblaciones civiles establecidas en los alrededores y desembocando en catástrofes ambientales y ecológicas. Una gran parte del porcentaje de beneficio económico que resultaba de las actividades productivas establecidas en vastos territorios del continente americano llenaban las arcas del imperio, enriqueciendo a los actores involucrados en los planes de dominación y saqueo, dejando migajas a los gobiernos títeres y grupos de poder involucrados, quienes a su vez se apropiaban de estos recursos para su particular beneficio y privilegio, olvidándose por completo de los estratos más desprotegidos de las sociedades de cada republica saqueada. La implementación de las políticas de liberación económica supuso una preponderancia del sector privado en la actividad productiva, un sector compuesto por grupos de familias, gremios e individuos empeñados en manejar los medios de producción y control económico del país al que pertenecían, resaltando en la práctica de dinámicas racistas, clasistas, xenofóbicas y machistas como cimientos para su propia ideología de supremacía sectaria. Así mismo se dejó en manos de estos grupos el cumplimiento de los derechos laborales de millones de trabajadores de las distintas industrias, campesinado rural y obreros en general; derechos laborales cuyo cumplimiento se fue degradando al punto de convertirse en una utopía olvidada.



Como respuesta al detrimento de las condiciones de vida y las constantes violaciones a los derechos humanos básicos de la población en general, se originaron respuestas de corte bélico con el surgimiento de diversos grupos de resistencia y rebelión armados cuyo fin era el derrocamiento de los regímenes dictatoriales en cuestión. Desencadenando conflictos internos, guerras civiles y focos de tensión a lo largo del continente, desembocando en un recrudecimiento en la violencia tanto estatal con mecanismos como la represión, el terrorismo de estado y las desapariciones forzosas, como la venida por parte de grupos paramilitares e insurgentes, haciendo sentir con especial saña en las ingentes masas de población civil, quienes sin estar directamente involucradas en los conflictos los alcances contextuales no le eran ajenas. Para contrarrestar la influencia mediática que pudiera hacer mella dentro de imaginario colectivo de las masas civiles, se utilizaron los medios de comunicación masivas para diseminar propaganda con un tono ideológico fuertemente marcado por el conservadurismo, haciendo uso de información altamente manipulada y tergiversando muchos eventos y circunstancias históricos, datos estadísticos, estudios sociales parcializados y mensajes de subliminal connotación; dando como resultado la construcción de mecanismos propagandísticos masivos que se anclaron de manera eficaz en la mentalidad de gran parte de la población civil que padecía los embates de la violencia bélica.

 

Producto de la reiterativa criminalización y represión hacia los intentos de asociación y solidaridad comunitaria, se consumó un proceso de supremacía y adoración hacia la superación individual con un marcado sentido hedonista y consumista enfocado en el beneficio material y el privilegio económico, sin reparar en la decadencia de la dignidad de vida del colectivo, el cual era observado como ajeno al individuo adoctrinado al punto de ser despreciado y tachado con epítetos despectivos. Las características principales de la mentalidad de los individuos que abrazaron la ideología descrita con anterioridad constaban de: Excesivo egoísmo producto del desbordante egocentrismo, una visión altamente ideologizada y adoctrinada de la realidad social de su contexto, desprecio hacia las clases etiquetadas como inferiores, una negación hacia la influencia que tenían los mecanismos de control económico y la absurda interpretación dada a los eventos históricos y políticos dados en sus países y territorios con alta influencia geo-política del imperio del norte. Las explicaciones metafísicas para los fenómenos culturales y sociales que se daban dentro de la interacción de las diversas clases que componían los estratos sociales no poseían fundamentos materiales o dialecticos, se les abordaba desde una perspectiva puramente idealista, con matices espirituales y religiosos haciendo uso de discursos proféticos en donde engrandecían los nacionalismos y las figuras de autoridad ligadas a las tendencias conservadoras. 




Continuara...



sábado, 21 de mayo de 2022

Prefacio #3.1

Las Manifestaciones de la Surrealidad Intrínseca - Part. I



Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.
Ludwig Wittgenstein







Como seres pertenecientes a la especie denominada como Homo Sapiens, lo que en otros términos vendría siendo el hombre moderno, que según registros arqueológicos más antiguos apareció en  África entre hace más de 300,000 a 195,000 años atrás, con las características evolutivas que determinaron la fisionomía que aun actualmente poseemos; teniendo como hecho determinante para diferenciarse de otras especies antecesoras la fabricación de rudimentarias herramientas utilizando materiales como piedra o madera, esto como muestra de un adelanto en el nivel de entendimiento de su entorno y de los usos a los que podía someter a los materiales que la naturaleza le proveía, esa nueva complejidad adquirida fue gracias al aumento de la masa cerebral, y por ende de las conexiones cerebrales existentes, más cabe aclarar que aún con estas muestras de entendimiento harían faltan muchos milenios para que nuestra especie diera el salto definitivo que le permitiera crear una sólida base intelectual sobre la cual edificar la estructuración definitiva de lo que se denominaría como sociedad.


Regresando al punto de partida que fue la aparición de los primeros especímenes del Homo Sapiens, me centrare en un aspecto que fue y sigue siendo fundamental para la subsistencia no solo de nuestra especie sino de, y corriendo el riesgo de caer en una equivocación, cada una de las especies de seres vivos, tanto animales como vegetales, existentes o extintas; tal aspecto a mencionar es el del proceso de comunicación, un proceso tan antiguo como la aparición de la vida misma en su versión más primitiva. Dicho proceso se ha tornado a lo largo de los años, en un pilar fundamental para la existencia del ser humano, al ser el medio por el cual ha sido capaz de procesar la información recibida de los estímulos externos a través de sus sentidos sensoriales, desde la más minimalista expresión de lenguaje o intento de comunicación hasta los más avanzados y masivos sistemas comunicativos actuales que se dan entre dos o más individuos o un individuo con su entorno, está implícita la necesidad  de comprensión y asimilación de formas físicas, entornos ambientales y la interconexión de actos que deriven en un fin en específico, y con la estructuración de antiguas civilizaciones el entendimiento de conceptos con cierto grado de complejidad que exigieron que dicho proceso fuera evolucionando para poder adaptarse a las necesidades surgidas debido a la intrincación de la relacionalidad que se fue dando entre nuestros antepasados, sin embargo existe un intenso debate en cuanto a cómo fue dándose este proceso de comunicación, más específicamente en cuanto al surgimiento de un lenguaje estructurado, las discusiones en torno al tema han sido tan acaloradas, repetitivas y persistentes que en el año 1886 la Sociedad Lingüística de París decidió levantar una prohibición sobre tal tema, los argumentos esgrimidos para tal prohibición fueron que todas las teorías existentes que buscaban dar solución a la problemática eran Wtan contradictorias entre sí que nunca lograrían llegar a un consenso, esto llevo a que el tema en cuestión fuera relegado al ostracismo durante casi todo el siglo XIX.





Actualmente coexisten dos teorías acerca del origen de las lenguas, una denominada monogénesis, que dicta que en la antigüedad todas las personas poseían una lengua en común y por razones geográficas, culturales, sociales, espirituales y/o políticas esta lengua se fue modificando y derivando en distintas variantes, y por otro lado la  denominada poligénesis, la cual propone  que simultáneamente en diferentes latitudes fueron surgiendo distintas lenguas, de las cuales se originaron otras lenguas madres de las que derivan la amplia variedad de idiomas actuales. A falta de evidencia directa que compruebe la veracidad de una teoría o la otra, el criterio propio se vuelve en la mejor herramienta para tratar de proveer una explicación que satisfaga, en menor medida, la duda personal acontecida alrededor de este tema, por lo que aplicando el examen de mi juicio personal me siento inclinado a escoger la segunda teoría, las razones las enumerare a  continuación: Primero, según lingüistas en el mundo actual existen un aproximado de 4,000 a 7,000 lenguas, por lo que considero que basados en la enorme cantidad de lenguas existentes, presuponer que el origen de todas ellas se halle en un solo vestigio idiomático es altamente improbable, lo que me lleva a la segunda razón. Segundo, durante el surgimiento del Homo Sapiens debe quedar claro que no fue solamente un individuo en un lugar en específico en un momento en específico que dio tal paso en la evolución, fue un proceso de miles de años en el que la combinación de distintos elementos naturales obligaron y/o condicionaron el surgimiento de la nueva especie, compuesta por un número indeterminado de individuos, que gracias a las nuevas capacidades intelectuales adquiridas lograron un progreso significativo, en comparación con sus congéneres de las demás especies con las que cohabito y tuvo que competir para lograr la sobrevivencia. Tercero, si bien es ampliamente aceptado que la cuna de la humanidad es el territorio conocido como África, y al ser este un continente de enorme tamaño (30.221.532 de km² para ser más exactos), y acuerpándome en la segunda razón que mencione con anterioridad, el paso evolutivo del Homo Sapiens se dio en distintos lugares con una simultaneidad temporal bastante uniforme, esto supone que a lo largo del continente africano fueron surgiendo distintas poblaciones de humanos prehistóricos sin contacto entre si al estar separados por las distancias y la geografía del entorno. Si bien el periodo prehistórico en el que se dio dicho desenvolvimiento de acontecimientos es carente de registros fidedignos, las condiciones ambientales que tuvieron que afrontar los primeros especímenes de nuestra especie no variaban de sobremanera, siendo la sabana, el territorio de mayor asentamiento para desarrollar su diario vivir. Al darse un origen simultaneo de nuestra especie en el territorio africano y al poseer este una caracterización nómada, nuestros antepasados fueron desplazándose hacía latitudes que sobrepasaron el continente africano, en un proceso aún más antiguo que la humanidad misma, llamado migración, que permitió a la humanidad acceder a los confines más apartados de la Tierra, disgregándose en poblaciones que se adaptaron a las condiciones geográficas y climatológicas  de los inexplorados territorios adonde se desplazaban. 





La necesidad de transmitir el estado de su sensibilidad que es inherente en cada ser vivo que posee cierto grado de intelecto, fue la razón que condujo no solo al surgimiento de las lenguas, sino así mismo a plasmar los hechos cotidianos que se daban en el entorno en el que habitaba el ser humano antiguo, de esta forma se dio inicio a lo que es la pintura, denominada como rupestre, ya que la creciente necesidad de interpretación de los acontecimientos diarios hicieron obligatoria la creación de un medio que tuviera una dimensión material, ya que hasta ese momento las únicas formas de expresión poseían solamente una dimensión sonora. Con el pasar de los siglos y los cambios ineludibles que se dan en todo proceso evolutivo, el ser humano ahora de hábitos sedentarios debido al surgimiento de una novedosa practica llamada como agricultura, provocaría un cambio importante  en las regiones donde se estableció, es durante este periodo que nacen las civilizaciones más arcaicas de las que se tiene registro, todo esto debido a la conjugación de condicionantes tales como: la aglomeración en poblados cada vez más extensos, establecimiento de relaciones sociales avanzadas, jerarquización de clases sociales, aparición de estructuras administrativas y de poder, creación del comercio, al incrementarse los intercambios de materias a larga distancia, derivando en la introducción de la moneda y el aspecto que marcaría un antes y un después en la historia de la humanidad, el surgimiento de la escritura. Fue a partir de la implementación de esta vital herramienta que la humanidad dejo atrás a la Prehistoria e inicio a guardar en registros escritos las eventualidades de importancia que se iban sucediendo, la realidad de su entorno adquirió una dimensión lingüística que condujo a una ampliación en las bases epistemológicas, que hasta ese momento buscaban dar explicación a las interrogantes que la humanidad poseía, interrogantes surgidas a partir del hecho de su propia existencia.


Los eventos naturales que estos antiguos humanos atestiguaban fueron dotados de un aura mitológica, dando inicio a la creación de uno de los pilares fundamentales en la construcción de la identidad humana, la tradición escrita, con la acción de registro de las distintas eventualidades sociales, culturales, políticas y comerciales a través de relatos cargadoscon cierta dosis de ficción; las antiguas civilizaciones dotaron a la palabra escrita de las variadas dimensiones que definieron la naturaleza propia del lenguaje, entre las que se encuentran la estructural, funcional, comportamental y representativa; estas dimensiones se engloban dentro de todo el proceso de comunicación en el que es utilizado algún tipo de lenguaje. Pretendo hacer especial énfasis en la palabra escrita, debido a que supone uno de los avances más significativos en cuanto a los aspectos del conocimiento existente en la época de su creación, un conocimiento que, si bien con aura de misticismo implícita, guardaba los datos necesarios que hicieron que solamente las clases pudientes de esa época les fuera permitido el acceso a los mismos, negándoles a los estratos más bajos de esas arcaicas sociedades la obtención del discernimiento que propiciara en la toma de consciencia de su precaria situación y amenazara con quebrantar las estructuras de poder y dominio que sobre su capacidad de obtención socioeconómica se asentaban. La única forma en la que se les permitía un acceso limitado a ese cúmulo cognoscitivo de información era a través de la interpretación de las figuras investidas por la autoridad de manejar los aspectos religiosos y rituales que surgieron en dichas civilizaciones al darse una sistematización de la espiritualidad, no está demás decir que la interpretación dada por estas figuras sacralizadas, era una visión parcializada y acorde a la perpetuación de las estructuras sociales de jerarquización y de la preservación de los intereses particulares que hacían confluir en una frágil armonía a dichas estructuras.



Continuara... 









martes, 14 de diciembre de 2021

Prefacio #2

 Reflexión Primera Sobre el Suicidio



El suicidio está en la soledad de un escritor. Uno está solo incluso en su propia soledad. Siempre inconcebible. Siempre peligrosa. Sí. Un precio que hay que pagar por haber osado salir y gritar. 
 Marguerite Durassis





Entiéndase al suicidio como el acto voluntario que comete el individuo de arrebatarse la vitalidad, desechando el ser para sí de la existencia. En el suicidio se hace manifiesta la máxima existencialista que sentencia al individuo a ser, un ser condenado a la elección. Elecciones que por consiguiente acarrearan consecuencias sujetas a la interpretación del individuo que las padezca, así como para el grupo social que por lazos culturales, socioeconómicos o afectivos, este en cercanía con él.


Se debe aclarar que la voluntad de elección engendra en el individuo una suerte de ilusión de libertad, libertad que no es más que una falsa confianza atribuida a la necesidad de creación de recursos que este individuo necesita para reafirmar la idea, establecida desde la infancia, de que él es “dueño de su destino”, destino que está preestablecido aun desde antes de su concepción. Perpetuando la invisibilidad en la que se ha imbuido al sistema dominante; sistema que maneja desde las relaciones de sociabilidad, de producción y de pensamiento. El sistema dominante, al ser el que condiciona los tipos de relación antes mencionados, dota de su influencia directa al acto de elegir, al ser el mismo que domina, las opciones que derivaran de las elecciones que se harán presentes a lo largo de la temporalidad en la que el individuo se desenvuelva. Por lo que el acto de enraizar el concepto de libertad en el pensamiento colectivo se ha convertido en el acto fundamental para lograr la invisibilización del sistema, logrando que la voluntad de los individuos se apegue al sistema, luchando por la subsistencia del mismo al percibirlo como necesario y vital para la propia subsistencia.


Esta invisibilización sistemática tan magníficamente lograda en los tiempos de la posmodernidad, se manifiesta en subsistemas dominantes de menor escala o enfocados a facetas específicas del individuo, tales como el aspecto religioso, el aspecto productivo y el aspecto afectivo; que han tachado al acto del suicidio, por parte del aspecto religioso, de pecado imperdonable; por parte del aspecto productivo, de un desperdicio de seres que bien podrían producir y consumir para beneficio del sistema y por parte del aspecto afectivo, al tachar al suicida de cobarde, causante de una ruptura en el tejido primario de sociabilidad, como lo es la familia, creando un estigma negativo que rodea tanto al individuo y como a la familia.  Enumerando los aspectos, que a mi parecer, han dotado al acto del suicidio de un aura de negatividad extrema, convirtiéndolo en un acto prohibido, ilegal en ciertos momentos  y lugares de la historia humana, categorizándolo como un tema tabú, propio de individuos trastornados y con problemas psicológicos severos, mismos individuos que el sistema dominante ha engendrado en el inhumano mecanismo de su existencia.






Desarrollando más la explicación centrada en el aspecto religioso, al tachar al acto del suicidio como pecado, categorizándolo como uno de los de mayor gravedad al ir en contra de la voluntad de las deidades adoradas, utilizando el mecanismo de la culpa y del miedo para coartar la voluntad del individuo. Al hacer uso de la culpa, la religión logra que sus seguidores adopten como verdad incuestionable la voluntad de un deidad inexistente, voluntad que proviene de figuras dotadas del principio de autoridad, fundamentadas en la organización de poder terrenal que se ha investido así misma como la  mensajera de la deidad adorada en la Tierra. Toda esta organización busca como único fin el dominio en el pensamiento colectivo y en la manifestación física de los actos de las personas sometidas a esa alienación religiosa inculcada desde temprana edad. Hacen uso también del miedo más profundo del ser humano, la carencia del sentido de la existencia, carencia de un motivo primario para su paso por este plano existencial; miedo que ha sido sobreexplotado por las organizaciones religiosas creando toda una mitología divina que ha sido transformada en mercancía por el mismo sistema dominante, ya que toda organización o estructura que ejerza poder  debe apegarse a los principios ideológicos dictados por las relaciones de producción. En ningún momento las organizaciones religiosas o las figuras autoritarias que ejercen tal poder a través de ellas, han buscado el bien colectivo, por el contrario solo procuran mantener el status quo que tantos beneficios les ha dado a lo largo del tiempo. Es debido  a la posición que ocupan dentro del esquema de interacción del sistema dominante que tales organizaciones han dominado la voluntad individual y colectiva a su antojo, dictando reglas que buscan perpetuar su dominio, categorizando actos en busca de controlar el accionar de sus seguidores; como ejemplo claro de esta coerción es el castigo que recibe el seguidor que se atreva a cometer el acto del suicidio, al serle negada la extrema unción y por lo tanto la vida eterna en el paraíso contenido en su sistema mitológico. Un sistema mitológico que debería de tener cabida solamente en la ficción.



Otro de los aspectos mencionados con anterioridad es el productivo; en un sistema que ha tecnificado sus esquemas de producción de una forma deshumanizada, tanto para el individuo, como para el colectivo y para el entorno, el acto del suicidio representa un factor negativo en estos esquemas, ya que se le ha dado la etiqueta al suicida, de un individuo improductivo, carente de motivación, haciéndolo un ser parasito. Dentro del mismo sistema dominante, el individuo padece de trastornos mentales tales como la depresión, ansiedad e insomnio; trastornos que han disparado sus índices de padecimiento en la actualidad. Pero dichos trastornos tienen su base en el esquema socioeconómico del sistema, ya que así como sobre el individuo recae la exigencia de que produzca, también se le exige que consuma, que consuma de manera exacerbada, creando en este la necesidad del consumismo desmedido haciendo que padezca algunos de los trastornos antes mencionados, al ver maniatada su capacidad de consumo por la pobre retribución que recibe a cambio de su labor productiva. Una característica esencial que posee el sistema dominante es la capacidad de transmutar a mercancía conceptos tales como la felicidad o el amor, impregnando de estos conceptos a los productos que se buscan sean consumidos. Como anteriormente se mencionaba, la retribución recibida por el individuo a cambio de su producción no le permite la adquisición en vastedad de todos esos productos, por lo que conceptos como la felicidad o el amor, se vuelven esquivos, causando una patología severa en la salud mental, tan afectada en estos tiempos. Esta sensación de pérdida de estima del individuo para consigo mismo, desencadena un proceso de estrés constante, que lleva a, entre otras reacciones,  realizar el acto del suicidio. El sistema dominante condena dicho acto pero a raíz de los mecanismos que utiliza para su funcionamiento fomentan de manera implícita dicho acto, al arrebatar el valor personal en los individuos, reduciéndolos en entidades de producción y consumo.



Como último aspecto tratable se halla el afectivo; el ser humano al resumirse como ser gregario, necesitado de la interacción con otros individuos de su misma especie establece lazos afectivos, en base a la consanguinidad, modas culturales o poder adquisitivo. Como círculo primario de interacción social se mencionó con anterioridad a la familia, institución en la que desde el nacimiento se inculca como organización sacralizada, de vital importancia para la repetición de patrones sociales y hábitos que son necesarios para la dominación del pensamiento colectivo. La familia es también el círculo social en el que el ser humano desenvuelve su personalidad, su carácter y la forma de lidiar con su sensibilidad. En un sistema que busca exprimir la fuerza de trabajo del colectivo de forma inhumana, usando como motivación los lazos afectivos que unen a los distintos congéneres, propicia una fragmentación en el tejido familiar causada por las desigualdades y problemáticas engendradas por el propio sistema, provocando la decadencia en ese círculo primario afectando a los demás círculos de sociabilidad. La familia, para el sistema dominante, se resume a un mecanismo de control para los individuos, al obligarlos a producir incesantemente para procurar el sustento de sus descendientes. Otra función de la que el sistema ha dotado a la familia, es la de producción de una de sus materias primas de trabajo: los seres humanos, pero como un sistema enfocado en la sobreproducción de sus mercancías, este padece del mismo desequilibrio, desencadenando en la creación de un sobrante, que no es apto para su utilización en el engranaje del sistema. El mecanismo de control que ejerce la familia en el individuo, crea en este la necesidad de satisfacer las expectativas que esta deposita en él, expectativas que son de difícil realización para el individuo promedio, causando sentimientos de frustración, desesperanza o decepción, que combinados con la presión ejercida por los otros círculos de sociabilidad, orillan al individuo a la toma de elecciones no acordes a su voluntad.






Apartándome de la temática tratada en los párrafos anteriores, en la que analizaba el acto del suicidio desde una perspectiva totalmente influenciada por factores externos, en los párrafos siguientes analizare al acto del suicidio desde una perspectiva puramente apegada a mi criterio personal. Aclarando que mi visión personal sobre la vida puede aproximarse al pesimismo, en que el sufrimiento es inherente a la existencia. La humanidad, a mi entender, es un conjunto de entes imbuidos en carcasas físicas movidas por impulsos eléctricos, que gracias al nivel de pensamiento que ha alcanzado su raciocinio les ha dado por dotar de complejidad sus instintos primarios de sobrevivencia. Aun a pesar del alto nivel de pensamiento alcanzado, no logrado desenmarañar los enigmas primarios que le darían sentido a su existencia, manifestando en su imaginario la incertidumbre de no poseer una guía, una verdad absoluta que lo conduzca en la dirección correcta.



Debido a esta falta de respuestas, el ser humano ha creado normas, leyes y reglas que lo mantienen dentro de los comportamientos conductuales socialmente aceptados, habiendo excepciones. El ser humano como ser pensante a lo largo de su historia ha cargado con el peso que las dudas existenciales más primarias han depositado sobre su conciencia, logrando que este caiga en una suerte de tormento por la esquividad de las respuestas a esas dudas. Sin embargo cabe aclarar que es un esfuerzo en vano el tratar de hallar una o varias respuestas absolutas, ya que ninguna daría satisfacción a la constante angustia derivada de la interacción del ser humano consigo mismo y con sus congéneres. Buscando anular tal angustia, el ser humano ha caído presa de mecanismos, cuyo único fin han sido perpetuar el control tanto del pensamiento humano como de las acciones que cada individuo o sociedad realiza, buscando el beneficio hacia los intereses de estructuras de poder que se alimentan con la confusión y el desasosiego producido en el seno de una existencia plagada falsos consuelos proferidos por falsos profetas que han convertido a la libertad y la salvación, en una burda mercancía vendida a personas carentes de juicios ideológicos claros y criterio propio.



Reconozco a la voluntad como la única fuerza humana capaz de transformar su entorno, como el único motivo por el que la civilización humana ha logrado sobreponerse a plagas, hambrunas, guerras, desastres naturales y toda eventualidad que ha amenazado su supervivencia. La voluntad enviste al ser humano con el poder que el mismo ha dado a los dioses que ha inventado. Esta misma fuerza suprema imprime al individuo de los deseos inherentes a su condición, sean estos materiales o espirituales. La voluntad encuadrada dentro del mundo objetivo, está apegada a las causas que desencadene sobre el ser en cuestión, al estar condenado a la elección, cada elección tomada con o sin conocimiento de causa, traerá para el individuo una serie de situaciones con las que deberá de lidiar haciendo uso de su juicio moral. Cada elección que es tomada tiene como objetivo primordial el cumplimiento de un fin, el cual debe ser comprendido al momento de ser establecido; para que luego los procedimientos más adecuados se conjuguen derivando en la acción que llevara a la satisfacción del deseo principal.



Los deseos del individuo poseen como propiedad, el estar influidos por los influjos y las circunstancias exteriores que se reflejan a través de las condiciones interiores de este, tales como sus necesidades, intereses y conocimientos. Al actuar en un mundo material, este le ofrece al individuo la posibilidad de plantearse el cumplimiento de diversos fines en aras de autoafirmarse en una identidad elegida para sí mismo. Esto conlleva a la toma de resoluciones o actuar de determinada manera, siempre condicionado por el criterio adquirido a raíz de la experiencia, de la educación o de la autoformación. Al momento de que el individuo asuma la toma de elecciones como una condición inherente a su existencia, se harán presentes ante él, tanto obstáculos internos (temor, duda, cobardía  o indecisión), como obstáculos externos (posición socioeconómica,  restricciones afecto-culturales, aspectos legales o morales) que irán tergiversando el fin que fue planteado en un principio. La voluntad siempre estará ligada a la capacidad intelectual e individual que el sujeto posea; como estas capacidades varían de persona en persona, así de variable será la cuota que será aportada por cada una de estas al desarrollo social. Es de vital importancia una correcta orientación de la fuerza de voluntad desde temprana edad, esto para evitar el aplastamiento de las cualidades individuales que afectaran el desenvolvimiento en la sociedad.






Aunque es de resaltar que en toda sociedad se da la existencia de individuos que aun siendo participes de la orientación más metódica y aun logrando la satisfacción de sus necesidades desde las más básicas hasta las de autorrealización, se hace presente en ellos una sensibilidad hacia los estímulos externos muy alta,  derivando en que estos individuos experimenten una emocionalidad cargada de insatisfacción, aislamiento y de desadaptación hacia los convencionalismos propios de la temporalidad en la que conviven con sus congéneres. Como cualquier otro individuo, estos también están sujetos a los modelos de participación colectiva que tienen lugar en el sistema dominante, llegando a poseer ambiciones y queriendo lograr un fin, pero teniendo el conocimiento pleno de que el logro de dicho fin no trae consigo como consecuencia directa la satisfacción característica del cumplimiento de metas establecidas, desenmascarando la falsa afirmación de que en la autorrealización se encuentra el sentido de la felicidad. 



Exceptuando fugaces momentos en el que distintas eventualidades se logran conjugan para dotar a estos individuos de minúsculos espacios de tranquilidad, ellos no son capaces de desmarcarse o de “superar” esta etapa de pesimismo imperante hacia la visión que manifiestan en su vivencia cotidiana. Al padecer constantemente la falta de sentido, buscan los medios con los cuales aplacar momentáneamente la opresión sufrida por sus propios pensamientos, dando en algunos casos como fruto piezas de arte (artes plásticas, literatura, poesía), dignas de la mayor estima. Reafirmando el hecho de que de lo que se ha etiquetado como negativo y se ha tratado de ignorar o invisibilizar, puede ser utilizado como instrumento para proveer a la humanidad de herramientas que o deleiten su sentido estético o colaboren en el desarrollo social de la misma. Como conclusión a este escrito he querido dejar de como última idea, la concepción de que el suicidio es la culminación de una sucesión de experiencias psicosomáticas que perturban el equilibrio emocional  y psicológicos del individuo, siendo esto cierto en el sistema en el que convivimos. Apegándonos al ineludible hecho de que el cambio es inevitable, afirmo con seguridad de que el actual sistema dominante llegara a la caducidad de su existencia dando paso, como debería de ser, de un nuevo sistema en el que a propuesta personal deberían de ser desechadas viejas estructuras de control, tales como la familia, en su esquema actual; privilegiando la voluntad que el individuo desee ejercer sobre sí mismo, reafirmándose como único ente en dominio de su existencia, con el poder de decisión de continuar con ella hasta que la muerte natural o accidental lo alcance, o si por el contrario desea dar por finalizada su participación en este plano existencial.



Como última aclaración, deseo dejar establecida que la intención que ha movido a mi voluntad al momento de escribir los siguientes versos ha sido netamente la exploración estética del suicidio, como reafirmación del individuo en su negativa de participar en la vorágine del sistema capitalista.


Guatemala, 01 de agosto de 2019


Prefacio del libro "Vocablos Suicidas".












martes, 23 de noviembre de 2021

Prefacio #1

 Testimonio de mi Enterrada Sensibilidad


Del sufrimiento han surgido las almas más fuertes. 
Los caracteres más sólidos están plagados de cicatrices. 
Khalil Gibran


Desde temprana edad y debido al ámbito socio-cultural en el  que se ha desarrollado  mi vida, ha habido un concepto de  enseñanza que sobresalía por entre todos las demás, la contrariedad en la vida que surge en la búsqueda interminable de la felicidad. El discurso predominante pregonado por los sistemas de propaganda era el de la felicidad contenida en productos innecesarios para la sobrevivencia, una reducción mercantilista de la sensibilidad humana. Apelando al deseo para la satisfacción de necesidades artificialmente creadas con el único fin de perpetuar una insatisfacción que condujera al constante consumo de mercancías descartables en un periodo corto de tiempo.



Dejando de lado los esquemas de pensamientos impuestos durante la infancia, las emocionalidad que los estímulos externos causaban en mi sensibilidad siempre causaron una conflictividad interna alimentada por la actitud introvertida de mis actos. Combinado a sucesos trágicos y desenlaces infortunados que se han ido presentando durante mi paso por la existencia, la respuesta sentimental externa que he profesado ha sido la de la anulación total de los sentimientos o también denominada como apatía, respuesta que me ha dotado de una tranquilidad insospechada 
aunque acompañada de un aislamiento por momentos tortuoso; admitiendo mi condición de ser humano, ser sociable por naturaleza, he entendido que la sociabilidad con mis demás congéneres llevara implícita una emocionalidad inherente al proceso de fraternización. He aprendido a apreciar la soledad a la que mis  decisiones me han llevado, y en ciertos momentos ha sido motivo de goce, sin embargo considero que la labor del poeta no puede llegar a ser completada sin la constante experimentación de la emociones contenidas en su sensibilidad externa e interna; se hace necesario que se llegue a poseer una especie de colección de experiencias referentes a emociones y sentimientos para poder proveerse de la imprescindible inspiración que debiera de ser utilizada al momento de componer versos. El secreto del poeta reside en sus experiencias. Referente a la emocionalidad existe todo un espectro que ha sido erróneamente dividido entre emociones negativas y emociones positivas, es un nefasto error tal división ya que darle una connotación negativa a una parte de tal espectro solo lleva a la errada supresión de esas emociones tachadas como perjudiciales, negando el debido procesamiento en la psique, derivando en manifestaciones físicas patológicas, que en tiempos posmodernos se han buscado aliviar con medicamentos y combinaciones químicas que terminan agravando patologías ya existentes y/o causando otras nuevas.




La complejidad del ser humano reside, a mi parecer, en el constante desentendimiento consigo mismo, el miedo injustificado que deviene de poseer el conocimiento del ser dentro de sí, temor que ha sido infundado debido al inconveniente que surge del hecho de que toda persona consciente de su propia existencia, insignificante y efímera busque de otros medios menos materiales para la satisfacción de sus necesidades. Cuando una persona da inicio con el proceso de conocimiento sobre el ser dentro de sí, los temores e incertidumbres se van apegando a una dimensión de su psique que ya no condiciona sus actos, se comienza con la aceptación de la imperfección propia y el desechamiento de los condicionamientos que regularizado sus conductas. 


Centrándome nuevamente en la idea de que el poeta debe de ser susceptible al espectro emocional dentro de sí, sin negarse a experimentar la totalidad del mismo pero sin que uno o varios aspectos del mismo dominen su interpretación consciente de la realidad, ya que si solamente se centra en un solo aspecto del dicho espectro, su narrativa poética llegara a perder la precisa variedad temática que despierte la sensibilidad del lector. Todo poeta debe aspirar, como mínimo fin el despertar en el lector la experimentación del mayor porcentaje del espectro emocional posible, de plasmar en sus versos la sensibilidad que sintetice en palabras la sublime presencia de la estética en la totalidad de los ámbitos que se dan en los procesos de sociabilidad del  ser humano. Así mismo se hace indispensable una extraordinaria sensibilidad a la infinita variedad de los estímulos externos, una sensibilidad en extremo receptiva y con la capacidad de percibir eventos que suelen pasar desapercibidos para la mayoría de las demás percepciones sensibles o son simplemente ignorados; eventos insignificantes como la caída de un hoja, el batir de las alas de una mariposa, el reflejo de un haz de luz en alguna ventana pueden llegar a causar en la percepción del poeta, una representación de hechos encadenados que llevan a que este entreteja gracias a su talento una serie de palabras que conjugadas le den voz a esos minúsculos eventos y haga perceptible para las masas la escondida estética tras la pequeñez o la simpleza.




Existen diversas metodologías, de las cuales todo poeta dentro de sus capacidades puede hacer uso, metodologías establecidas por hábitos, costumbres o elecciones que condicionaran el proceder al momento de la escritura; igualmente son diversos los instrumentos a los que el poeta recurrirá para canalizar las  enseñanzas que ha ido recolectando gracias a las experiencias,  aunque muchas veces este proceso de canalización puede llegar a tornarse  desgastante, pues suele hacerse necesario desencadenar un proceso de disociación que permita la alteración de la temporalidad en la que el poeta se halle, aclarando que es en sentido figurado lo anteriormente explicado; todo con el único fin de revivir la remembranza de la vitalidad perdida por hallarse en eventualidades pasadas. Decir que la inspiración poética asalta con mayor intensidad por las noches suena a cansado cliché, sin embargo tal suposición esta imbuida en un aura poética de extremada tentación; el acto de componer versos durante la vigilia, aceptando la invitación que el silencio hace a la soledad del poeta, es de un innegable goce. Al estar sumido o rodeado por el silencio del exterior, se le dota al interior con la suficiente voluminidad para que logre el eco suficiente para quebrar la impuesta ignorancia con la que a diario se intenta acallar la mayormente tormentosa voz de la conciencia. Estando en una circunstancia de silencio es ineludible la confrontación con los más profundos temores, los más ocultos deseos y los más olvidados traumas, es debido a esa singular razón que la consciencia del poeta tiene una suerte de tormento con la que se debe de lograr un equilibrio para no sucumbir ante ella.




Volviendo a la experiencia personal que he obtenido debido al acto reiterado de componer poesía, debo de reconocer que ha sido desde terapéutico hasta catártico, pudiendo permitirme una exploración por ámbitos de mi pensamiento de los que ignoraba su existencia. Ha llegado a convertirse en una aliada indispensable en las tortuosas noches de inacabable insomnio, en un solicitado consuelo en medio de las conflictividades de mi humanidad y en el esencial instrumento que me ha permitido dar una profunda exploración psicológica a mi emocionalidad y a la aceptación del espectro completo de sentimientos que han surgido de las experiencias que eventualmente se han sucedido en mi existencia. Como conclusión solamente me queda expresar que el disfrute que he llegado a experimentar al momento de componer los versos que serán leídos a continuación ha sido de un gusto agradable, dándome entendimiento acerca de los secretos que solamente se obtienen luego de horas  de dedicación, de repetidas lecturas y correcciones y sobre todo de sinceridad para con el ser dentro de mí.


Guatemala, 31 de agosto de 2019.


Prefacio del libro "Lirismo Romanticista".











lunes, 25 de octubre de 2021

Ensayo #1



Principios de mi Ácrata Concepción Interiorizada


El puntapié inicial para poder lograr el establecimiento de un conjunto de directrices que, en su equilibrada yuxtaposición, dirijan de manera relativamente correcta las nociones de un pensamiento individual es clarificar concisamente aquellos principios, iniciando por los filosóficos, políticos, culturales, llegando inclusive hasta los estéticos, y los mayoritariamente individuales como los psicológicos o empíricos. La práctica de este ejercicio encuadrado dentro del marco dinámico del pensamiento permite sustentar las ideas por las que se llegan a plantear tanto explicaciones, como soluciones para los fenómenos y las problemáticas que llegan a aquejar, tanto internamente como exógenamente. Las bases para dicha fundamentación pueden, y deben de tener una considerable diversidad de ideas, nociones y axiomas, de las cuales echar mano avocándose a la teórica dimensión que se ha ido acumulando a lo largo de la historia, por lo que para poseer el suficiente grado de asimilación, concreción y amalgamiento en el pensamiento es indispensable el estudio de la mayor cantidad de fuentes bibliográficas, historiográficas y científicas para tratar hallar un mínimo resquicio de apego con la verosimilitud de los eventos que han condicionado las manifestaciones ideológicas sobre las que se sustentan los sistemas filosóficos, políticos y culturales que han manejado la interacción social de la humanidad. Así mismo también se hace necesaria la consumación de una ingente cantidad de tiempo dedicada a la tarea académica de repaso antes mencionada; pretender que el aprendizaje de una bibliografía acumulada por siglos pueda llegar a ser mínimamente asimilada en un corto periodo de tiempo raya en lo absurdamente imposible, ya que ni aunque se dedicaran las 24 horas de un día terrestre, durante lo variable cantidad de años que promediamente una persona pueda llegar a vivir, sería tiempo suficiente para poder afirmar que se posee la totalidad del conocimiento humano.

 

 

Este aviso no debe de tomarse como un desaliento para toda aquella persona que pretenda adentrarse dentro de las profundidades del conocimiento humano, a pesar de su efímera y corta existencia, en términos cósmicamente temporales encuadrados, es fascinante la tarea de asimilar las mayores cuotas posible de conocimiento humano, evitando caer en la necesidad del ego por afirmar una superioridad intelectual, y que esta abrume la necesidad del saber. La adopción del conocimiento no debería de ser etiquetada como una especie de competencia para alzarse por encima de los demás, y sobresalir a base a premios o reconocimientos, muchos menos para procurar la engañosa adulación de sus semejantes, o la servidumbre hacia aquellos a quienes la actividad intelectual beneficie directamente, o aluda a sus ideas interiorizadas. La necesidad humana de transcender la condición original bajo la que ha sido etiquetado para todo individuo es ineludible, de manera variable es alimentada por las diversas exigencias materiales, o de naturaleza metafísica, siempre apegadas a la sistematización que maneje la economía de intercambio de bienes y servicios necesarios para una calidad de vida que varía de clase en clase, junto con las normas que regulen el valor de las mercancías, así como de la actividad laboral. Junto con la necesidad de transcender se ha asociado la idea de la consecución de dicho objetivo haciendo uso de todos los recursos posibles, y cometiendo una diversidad de actos condicionados a estamentos morales cuestionables y totalmente faltos de ética, olvidando la empatía hacia los semejantes y hacía el entorno natural. Es innegable que el deseo de superación y la autorrealización como impulsadores de la transcendentalidad humana ha originado un progreso abrumador que ha llevado a la humanidad a convertirse en la especie dominante del planeta, sin embargo, es necesario tomar en cuenta las formalidades conductuales bajo las que se han formulado las dinámicas de distribución y generación de la productividad y riqueza que dicho progreso ha dejado.




Volviendo a la noción principal de este ensayo, cabe recalcar que la consecución de un grandioso amalgamiento ideológico de considerable nivel académico no es sinónimo de infranqueable sustentabilidad teórica, o lo libra del hecho de ser halladas falencias encuadradas en el marco epistemológico y ontológico de la estructuración del pensamiento. Constantemente deben de revisarse las bases teóricas para examinarlas y analizarlas, con el fin de apegarlas a los cambios dados en el contexto socio-cultural que viva la persona en cuestión. En muchas oportunidades se dará el hecho de que esta persona será sometida a un proceso de confrontación hacia sus certezas ideológicas, del cual, aunque con irregular resultado, se harán evidentes las fallas en la estructuración ideológica, por muy variable que sea la magnitud de su caducidad. Tal confrontación será de gran ayuda para ir reparando las fisuras existentes, no obstante, por muy diminutas que sean nunca podrá librarse por completo de tales falencias. Otra circunstancia que requiere de mención se da al momento de la adopción de dos o más ideas o nociones contradictorias, o contrarias en uno o varios de sus fundamentos, conseguir la conciliación entre sus diferencias buscando como resultado el acoplamiento sin caer en falacias o contraviniendo entre sí los discursos esgrimidos para defender dicha adopción, es una ardua tarea que requerirá de una metódica praxis epistemológica y ontológica, que en la mayoría de veces beneficiara a una idea o noción por encima de otra, o llegar al extremo de tener que desechar una o más de dichas ideas.

 

 

En los consiguientes párrafos me enfocare en enumerar y dar la explicación necesaria a esos principios teóricos que he adoptado, con los cuales he ido estructurando mi pensamiento para interpretar y dar explicación al entorno que me rodea. Cabe la aclaración de que los principios que se enumeraran a continuación no son infalibles, ni tampoco permanecerán inalterables conforme mi pensamiento evolucione en base  a la experiencia temporal. La transición a la práctica de estos principios es un proceso que aún se encuentra en desarrollo, con la posibilidad de que no llegue a concretarse a cabalidad, o al menos no al nivel que sería de mi completa satisfacción. Paso a enumerarlos.


Como primera condicionante viene la necesidad de identidad, la necesidad de autoafirmarme como X o Y ente. Por lo tanto, en mi condición de humano, me asumo como un ser pensante con la capacidad de la autoconsciencia en cuanto a los fenómenos manifestados en mi entorno. Sin embargo, que circunstancias me condujeron a asumirme de esa forma, o cuales son las resultantes de tal asumida condición. Para empezar la constitución de mi esencia ontológica es el producto de un conjunto de procesos transformadores que se han dado por el desplazamiento, la interacción y la manipulación de mi especie con la materia que compone su entorno. Por lo tanto, para construir los fundamentos de mi pensamiento debo obligatoriamente de supeditarme a las teóricas elucubraciones, epistemológicos alcances y metódicos descubrimientos realizados por aquellas personas que se interesaron en los campos de estudio existentes, o que existieron. Llegado a cierta edad surgió la inquietud por darle un basamento a mi pensamiento, un soporte que no hallaba en ninguno de los métodos de estudio a los que había estado sometido con anterioridad, por suerte para mis deseos intelectuales tuve al alcance de mi mano, una considerable cantidad de archivos bibliográficos dedicados a distintas ramas de la ciencia, personificados en la forma de libros. Por iniciativa propia me dedique a la lectura de muchos de estos libros, la mayoría de veces sin entender a cabalidad los conceptos que manejaban por tratarse de ideas y nociones de un nivel superior a mi entendimiento, sin embargo, proseguí con la autodidacta empresa que me había impuesto sabiendo que tal labor la desarrollaría por el resto de mi vida. Ya habiendo pasado aproximadamente 4 años desde ese inicio, sometiendo a la autocrítica, el nivel de entendimiento que he llegado a alcanzar a escalado considerablemente, pudiendo llegar a entender mínimamente libros que tratan sobre filosofía, historia, sociología, antropología, hasta llegar a otras temáticas tales como arte, estética, mitologías; todo sin olvidar la siempre necesaria literatura en forma de cuentos, novelas o poesía. Ese deseo inicial por el saber no ha menguado con el pasar de los años, sé que aún es muy temprano para considerarme un experto en alguna rama del conocimiento, incluso nunca me llegaría a considerar de tal forma, ya que dicha condición intelectual supondría una totalitaria sapiencia de la rama en cuestión, siendo esto imposible.






Conforme fui asimilando ideas al ser consciente de su existencia, tanto por sus nociones teóricas, como por sus resultantes históricas al haber sido llevadas a la práctica. Me dedique a sopesar sus pros y contras, dándome cuenta que ninguna de ellas poseía una dimensión de verdad absoluta que pudiera aplicarse a toda sociedad existente sobre el globo terráqueo, y que seguir tales ideologías ciegamente, elevándolas al nivel de dogma incuestionable, no era el rumbo que tomaría. Aunque hago evidente mi simpatía hacia cierto número de ideologías, soy consciente que al desplegarse prácticamente sus fundamentos han llevado a ser un instrumento para el sometimiento de otros seres humanos, una disyuntiva que ha padecido cada ideología llevada a la práctica sin excepción alguna. Esto debido al segregamiento que estas causan, no obstante, las ideologías por si solas no son las causantes de tales males, es el instrumento ontológico que estas han necesitado para ser concebidas, hasta para ser puestas en práctica: el ser humano. La especie humana reboza en imperfecciones y falencias, las cuales ha buscado ocultar o disimularlas en base a su intelecto superior con respecto al resto de especies animales con las que comparte el planeta. Desde mi individualidad decidí que desterraría la necesidad de creer ciegamente en X o Y idea, que adoptar una uniformidad en mi pensamiento sería constituyente de obstáculos para alcanzar lo que consideraba una auténtica comprensión del dinamismo humano en todas sus dimensiones existencialistas. Si bien seguiría las directrices de ciertos movimientos y corrientes, no me dejaría abrumar por el fanatismo, ni pregonaría una superioridad innata para con estas. Aprender el componente emocional fue de suma importancia para concretar el objetivo antes planteado, esto debido a que como ser humano estoy supeditado a padecer un conjunto de emociones y sentimientos que son emparentados con las ideas que mi entendimiento comprende. 

 


Conforme fui adentrándome a las distintas ramas del pensamiento, fui dándome cuenta de que, aunque cada una de ellas daba su propio enfoque, con el que intentaban dar explicación al cómo y por qué de los fenómenos, ninguna poseía una magnitud de completa aplicación para cada vertiente o contexto eventual sucedida dentro del recorrido temporal de la humanidad. Cada una a su modo, desde su particular perspectiva fomentaba una serie de compendios teóricos cuyos alcances significativos variaban en práctica realización. Una vez que leí algunos textos en donde se describían los fundamentos de las mismas, al someter esos mismos fundamentos a mi juicio crítico, y al tratar de asimilarlos con la dinámica realidad externa, me convencí de que entre estas corrientes del pensamiento se daba una especie de sentido de complementariedad, un tipo de rompecabezas en donde una vez se unieran un considerable número de piezas llegaba a visualizarse una visión más elevada en cuanto a  las respuestas que se intentaban hallar al ser establecidas las corrientes estudiadas. Por supuesto que no poseo los conocimientos suficientes en cuanto a la totalidad de estas corrientes, ni siquiera sobre la completa definición de las pocas corrientes estudiadas, sin embargo, me atrevo a afirmar que al buscar la manera de ir encajando las nociones epistemológicas se podrá hallar un sentido más ampliado que permita alcanzar un grado de verosimilitud más elevado. Debido al hecho de que todas las nociones estudiadas han sido formuladas por cúmulos de pensadores aupados a diversos conjuntos de ideas que varían su relevancia condicionadas por el contexto temporal y cultural que se halle en vigencia, de esa misma forma variara la validación que cada corriente de pensamiento pueda llegar a tener, padeciendo cada una de ellas de una etapa de prototípica estructuración, para pasar por una época de florecimiento y consolidación, hasta terminar cayendo en desuso sino es capaz de modificar sus estamentos, o bien sometiéndose a un proceso de evolutivo desarrollo que se apega a los cambiantes eventos, de donde se extraigan las renovadas ideas que condicionaran el dinámico devenir del pensamiento humano, y con el cual se dé pie al germen de los mismos eventos que engendren estas ideas, en un proceso de dependiente complementaridad. Por lo mismo pretender juzgar las obras, los autores y los códigos de conducta que dictaban la forma en que debían de darse las dinámicas de convivencia de las sociedades humanas, con las normativas de otra época que no sea en la que estuvieron vigentes, llegaría a caer en un absurdo intento de evaluación, del que claramente no podrían cumplir con los estándares morales y éticos de la actualidad, en la mayoría de los casos. Se hace necesario salvaguardar las distancias temporales, socio-culturales, epistemológicas y ontológicas al momento de proceder a realizar un análisis de las corrientes del pensamiento habidas y por haber.





Regresando a considerar mi inherente condición ontológica de ser humano, fui completamente consciente de las ventajas, limitantes, obstáculos y desafíos que tal condición me planteaba. Iniciando con las ventajas, podría enumerarlas comenzando con el hecho, que párrafos antes describí como la circunstancia de poseer la autoconsciencia de mi existencia, aunque catalogar tal hecho dentro de la categoría de ventaja vendría siendo hasta cierto punto engañoso, ya que llegar a alcanzar este tipo de autoconsciencia si bien me ha permitido consolidar un compendio de ideas y nociones que se han constituido en un salvamento al momento de padecer un sinnúmero de situaciones devenidas de la convivencia con mis semejantes, así mismo me ha planteado unas serias desventajas para el desenvolvimiento de mi persona en la sociedad en que ejerzo mi existencia, cayendo en una carencia de sentido que me motive a continuar replicando muchas dinámicas sociales, incluso orillándome a acumular pensamientos que podrían catalogarse como dañinos para mi salud mental, siendo los catalizadores de la toma de decisiones erradas que me llevaron a cometer actos, con los que dañe mi cuerpo y enferme mi consciencia. Aquella persona que busque dedicar tiempo al estudio del pensamiento humano, en la mayoría de los casos, tomara una especial sobre-consciencia en cuanto a la insignificancia de su ser, convirtiéndose en esta idea en la principal limitante para el elevamiento de su estructuración cognoscente. No obstante, en el interior de esta idea de efímera existencia se esconde el secreto para su superación, hallándose en la total aceptación de la pequeñez humana en cuanto a su entendimiento y maneras de asimilarlo a su entorno material. Una vez se deja de lado las desviaciones que se dan al imbuirse en una altiva ensoñación plagada de falsa divinidad, se puede continuar con rumbo ideológico trazado. A lo anterior mencionado se debe de añadir que debido a que poseo la condición de ser gregario por obligada imposición socio-cultural, todas las expresiones palpables e intangibles de mi existencia se dan dentro de las dinámicas de una sociedad en específico con sus contextuales peculiaridades engendradas por la sistematicidad ideológica, política y económica que rija durante mi vigencia existencial. Esto supone el tener que enfrentarme a los obstáculos exógenos que se me planteen en busca de satisfacer mis inherentes necesidades humanas en el interior del marco contextual que habito. Suponiendo la tarea de satisfacerlas en una rutina diaria que llega a absorberme grandes cantidades de tiempo medible, enfocando mis esfuerzos y empeño en realizar tareas que en la mayoría de ocasiones no sumarían ninguna cuota de trabajo a la obra que pretendo dejar como legado de mi existencia. Como una pieza más encajada dentro de la colosal maquinaria de las sistematicidades inherentes a la correlación de fuerzas productivas, yo debía de adquirir los medios para garantizar mi sobrevivencia enfocándome en trabajos mal remunerados, por los cuales no llegue a sentir ninguna clase de apego, debiendo de realizarlos por el simple hecho de que me daban la mínima sustentabilidad que necesitaba. Absorbían gran parte de mi energía diaria, por lo que al terminar la jornada laboral que debía de cumplir, me hallaba exhausto y con el único deseo de reposar mi cuerpo, y desconectar mi consciencia atiborrada de inútiles datos e información que nunca llegaría a necesitar fuera de las instalaciones en donde laboraba. Prontamente caí en la cuenta de que para sustentar mis inquietudes por el saber humano, debía de tener a mano la mayor cantidad de tiempo medible para dedicarlo al estudio y la lectura, derivando en que dentro la subjetividad de conceptos internalizada se cambiara radicalmente la definición de la palabra “ocio”, la cual en épocas anteriores asociaba con actos como la pérdida de tiempo, la falta de una rutina establecida, o la carencia de disciplina y constancia, Redefiniéndose como una necesaria acción para que mi consciencia pudiera desembarazarse de aquellas tareas que exigían su concentración, cambiando el enfoque de su atención a el repaso de la mayor cantidad de escritos y material del cual pudiera extraer ideas o nociones, que me ayudarían a fundamentar las bases de mis pensamientos interconectados. Mientras me adentraba a un nuevo rumbo de conocimiento se hicieron evidentes las falencias que padecía mi poca sapiencia, no tarde mucho en darme cuenta el bajo nivel que poseía en cuanto a los campos de estudio en los que estaba adentrando. En un principio llegue a experimentar una claudicación en las fuerzas para continuar con mi labor, no obstante gracias a que con anterioridad tuve contacto con ciertas nociones de la filosofía oriental, más específicamente una idea que rezaba de la necesidad del ego por alimentarse para exaltar la autoestima de su receptor hasta llevarlo a tener la creencia de su indiscutida superioridad, me repetí a mí mismo como un mantra, de que nunca llegaría a alcanzar ningún tipo de omnisciencia en alguno de los campos de estudio en los que enfocaba mi atención, al empeñarme en conseguir tal meta inalcanzable, solo me conduciría a la decepción y consecuentemente al abandono de mi labor. Liberándome de las presiones que mi propio ego me imponía, lo relegue a un rincón oscuro de mi concepción interna, y me dedique a continuar con el viaje epistemológico y ontológico que ocupara toda mi vida. 

 

 

Conforme iba incrementando la cantidad de conceptos aprendidos, tome consciencia de una nueva eventualidad que se hacía cada vez más evidente. Como anteriormente mencione de la multiplicidad de interpretaciones de la realidad objetiva, y como esas variables desembocaban en la concepción de una diversidad de compendios teóricos, que a su vez era las bases para la conformación de un abanico de ideologías aplicables campos políticos, culturales, filosóficos, etc. Añadiendo a la ecuación el factor determinante de poseer yo mismo, como ente pensante y consciente, una singular interpretación subjetiva supeditada a la construcción interna de mi juicio crítico, a partir de mis experiencias recabas a lo largo de la interacción realizada en el interior de las dinámicas sociales de intercambio comunicativo con mis semejantes, carácter innato, maneras de comportamiento causadas por las vivencias de castigo o recompensa, en fin, mi propia y única manera de ordenar las nociones que iba recolectando, y la forma en las que las iba relacionando y encajando una con otra. Fue de esta forma, que al enfrentarme a esta nueva faceta de la realidad, un tanto alejada de su revestimiento de uniforme objetividad, que en mi entendimiento se concibió una respuesta a la duda en cuanto al auténtico concepto o definición de la verdad, siendo esta idea cognoscitiva una esquiva ilusión cultivada desde milenios, una etiqueta autoimpuesta por aquellos que buscaban un aprovechamiento de las rezagadas concepciones e interpretaciones de sus semejantes, en aras de conseguir un beneficio material, o intangible, que derivara en la enfermiza acumulación de cuotas de poder y bienes materiales. La verdad fue definida por mi concepción consciente, como un estado de sapiencia inexistente, el cual estaba fuera del alcance de cualquiera con la original esencia de ser humano. No valdría la pena empeñar mis esfuerzos en alcanzarla, sería un desperdicio de tiempo y atención. Para mi condición humana era asimilable una categoría de conocedor a grandes rasgos del sentido de la existencia, sin ser capaz de profundizar en sus profundos significados, nada más me quedaba armar las respuestas complementarias que en mayor, o menor medida dieran tranquilidad a interiorizadas interrogantes. La fascinación que las ideas y nociones que iba adquiriendo se incrementaba, mis ansias por saber aumentaban, aunque constantemente reflexionaba en las implicaciones que traerían para mi consciencia el adquirirlas. De manera progresivamente lenta un proceso se desencadeno en mi consciencia, al ser capaz de reconocer esas dinámicas de implícita presencia, las cuales por haber permanecido el suficiente tiempo cayeron en el ámbito de la normalidad, adquiriendo una connotación de invisibilidad, y la incuestionable obediencia de los individuos que se manejaban dentro de sus directrices. Fue ineludible para mi percepción conectar las acciones, en apariencia aisladas, que componían el todo de la influyente sistematicidad de mayor escala en sus alcances dinámicos. Aunque al ser consciente de tal realidad imperceptible, no me desmarco de ser una pieza más acoplada a su funcionamiento. 





A pesar de que la autoimpuesta encomienda por desentrañar las ocultas vicisitudes de la existencia se vislumbre de compleja consecución, con la aparente libertad de la elección, tome la decisión de dedicar parte de mi vida a tal labor, así mismo asumo la brevedad de mi vigencia temporal la cual condiciona el alcance de los resultados que pueda llegar a obtener. Sopesando las implicaciones de dichas variables, he mentalizado y asimilado la idea de la insignificancia de mi obra, haciendo que mi labor contenga una caracterización de implícita inutilidad, tanto para la dinámica social contemporánea, como para el devenir histórico inmutable. Ni decir de intentar sobrepasar de alguna forma a la indiferencia manifiesta del entorno cósmico para con la existencia humana, o al intentar incorporarla con la magnitud eterna del todo cambiante, implicando ampliar las dimensiones teóricas de los fundamentos que llegue a utilizar, recayendo en la culminación de una cadena de acciones que para el entendimiento humano se torna imposible, haciendo inevitable la confluencia con la sensación del absurdo que finalmente llegara a anular todo el empeño y esfuerzo que pudiera llegar a dedicar. Por lo tanto, categorizar la labor impuesta como un pasatiempo se torna como la decisión más plausible, en aras de mantenerla indefectiblemente como una prioridad para mí. Al despojar a las conclusiones teóricas que yo pudiera formular de la seriedad con la que otras culminaciones teóricas han sido revestidas formuladas por otros pensadores, y verlas desde la simplicidad de unos esbozos epistemológicos y ontológicos de un ser humano con inusual gusto por el ocio cognoscente, las dotaran de una maleabilidad conceptual que evitara sean tomadas como dogma, o tergiversadas para antojo y beneficio de individuos, grupos o sistemas alejados de mis ideales filosóficos y políticos.

 

 

Escribo este compendio de ideas y nociones como un intento de permanecer para la posteridad, como un desafío a la muerte para demostrar que tal estado de nulidad no significa la total aniquilación del individuo. Así mismo actúo movido por el miedo más arraigado dentro de mi emocionalidad, el pavor que me causa el olvido, saber que durante lo que duro mi vida no haya sido capaz de crear o concebir una mínima idea u obra, por la que valga pena ser recordado. Resistiendo dentro del mar de consciencias que componen mi entorno fraternal, espero que algunas pocas de ellas lleguen a captar los mensajes que intento transmitir, y que estos puedan llegar a ser de utilidad para su propia búsqueda interna por un sentido. Plasmare a través de todos los medios que sea capaz de utilizar, las nociones que se formulen en el interior de mi dinámica consciencia, encuadrándolas dentro de los soportes que faciliten su difusión, manteniendo el sentido estético que nazca de mi sensibilidad. Este blog se convertirá en el reflejo de lo que mi consciencia al ser influenciada por la magnitud vital, llego a ser, en donde procurando alargar su vigencia transmutará su formalidad esencial pasando a coexistir en una realidad virtual de desconocidas proporciones, dotando de realismo a la profética idea de la trasferencia de la consciencia humana a un soporte virtual para evadir la mortalidad. Carente de aspiraciones económicas, o de autorrealización egocéntrica, simplemente anhelo que mis pensamientos e inquietudes lleguen a ser leídas en la perpetuidad que la dimensión virtual lo permita.  




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Vacua Consciencia 2.0